EL JUEGO DE JUAN PIRULERO, CRUDO, CRUEL, LASTIMOSO, POR DÉCADAS

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Por Eunice Contreras

**Arrancó la XXVI Edición de la Muestra Internacional de Danza Cuerpos en Tránsito, con la presentación la pieza finalista del Premio INBA-UAM 2024 «De brujas y escobas»

TIJUANA BC, 03 de mayo de 2025.-  El «Juego de Juan Pirulero» una dinámica infantil que por décadas han jugado diferentes generaciones de niños y niñas en México, fue el idóneo pretexto creativo de la propuesta coreográfica «De brujas y escobas», obra finalista del Premio de Coreografía Guillermo Arriaga, mayormente conocido como el «Premio INBA-UAM» 2024, la justa de la danza más importante de México; y que en esta ocasión fue programada para presentarse en la XXVI Muestra Internacional de Danza Cuerpos en Tránsito.

Un trío de jóvenes mujeres nos muestra el inevitable vínculo que a lo largo de la historia ha existido entre las  escobas y las de nuestro género, un artículo que pareciera ser un castigo crónico que igual ha perpetuado históricamente a la mujer en el hogar, pero que, en esta pieza dancística, el veneno se transforma también en la posible salvación de las que danzan.

Sin embargo, «De brujas y de escobas» no es la clásica pieza asociada al movimiento feminista, ni una pieza de denuncia tampoco, pero sí, una propuesta que refleja paradigmas que hombres y mujeres han venido estableciendo de por vida, desatando una persecución perene en contra de las féminas basada en creencias y suposiciones.

Y es aquí donde vale la pena hacer un paréntesis, para reconocer el sentido creativo de Paulina Espinosa, directora y coreógrafa de esta joya de la danza en términos del comportamiento social, creación que está basada en los estudios desarrollados por la socióloga italiana Silvia Federici sobre la persecución a las mujeres acusadas de brujería; traspolada a tiempos actuales, donde la condena sobre la brujería tiene distintos sinónimos en la actualidad; si consideramos que, las mujeres hemos sido castigadas desde la nimiedad de una forma de vestir, hasta la importancia de manifestarnos por nuestros derechos, el uso de nuestro cuerpo, nuestra capacidad de decidir sobre nosotras mismas, la delicadeza de mostrarnos fuertes e ir subiendo la escalera pese a los contrapesos sociales.

En «De brujas y escobas» está demás abordar la técnica corporal en relación a la danza de sus intérpretes, cuando se aborda con precisión un tema de peso, tan añejo y tan actual, donde el comportamiento social sigue siendo el mismo, donde la exclusión para las de nuestro género se sigue sobreponiendo a la evolución del pensamiento y las prácticas sociales, que aún sigue dejando por fuera a las mujeres del desarrollo laboral, condenándolas al trabajo del hogar donde la remuneración es inexistente.

Hoy día, muchas mujeres seguimos siendo juzgadas y condenadas socialmente por decisiones tan íntimas como por ejemplo, ser madres o no, o por ser infértiles, o por ser solteras, o por la prácticas de oficios legendarios como la prostitución, razones en las que históricamente se ha basado el origen del feminicidio; donde la objetivación de las mujeres continua arraigada entre nuestra sociedad, dando continuidad a la violencia de género, la imposición patriarcal, la politización de nuestros derechos y desarrollo emocional, entre otras prácticas que van en detrimento de nuestra posición en el mundo.

Mención a parte merece el hecho que por fin las obras finalistas y ganadoras del Premio INBA-UAM sean parte de la programación de la Red Nacional de Festivales de Danza en México, porque generalmente hay joyas dancística que emanan de esta justa y solo se quedan en el olvido.

El juego de Juan Pirulero, nunca fue más exacto, y más cruel como la noche del lunes 29 de septiembre, donde «De brujas y escobas» nos mostró que los avances de las mujeres de cualquier lugar del mundo en el desarrollo de nuestra sociedad, no es más significativo de esta realidad perene, que nos oprime, pero que no nos agota.

«Este es el juego de Juan Pirulero, que cada quien atienda a su juego, Juan Pirulero mató a su mujer, con 20 cuchillos y un alfiler, la hizo tamales y la fue a vender, a los padrecitos del buen San Miguel, los padres creyeron que era carnero, pero era la mujer de Juan Pirulero»…